Para la religión
católica, siervo de Dios es el primer grado que se otorga para ser candidato
a venerable, luego beato y finalmente santo.
En principio no
pude encontrar ni en internet ni en las biografías de monseñor Antonio Rasore,
cuando fue designado siervo de Dios, pero sí en cambio varias publicaciones
que le otorgan dicho tratamiento, las cuales son las siguientes.
El padre trinitario Juan Borrego escribió el libro biográfico, “El Siervo de Dios Monseñor Antonio Rasore”.
Su impresión fue autorizada el 18 de julio de 1985 por el censor, reverendo monseñor Daniel José Keegan y monseñor Arnaldo Clemente Canale, vicario general del “Arzobispado de Buenos Aires”.(1)
Tanto en la presentación como en la mayoría de los capítulos del libro, el padre Juan Borrego se refiere a monseñor Antonio Rasore como el siervo de Dios.
En el sitio oficial del ”Instituto Inmaculada Concepción” de Quilmes, se menciona a los fundadores de la “Congregación Hermanas Nuestra Señora de la Merced del Divino Maestro”, R. Sofía Bunge y monseñor Antonio Rasore, como siervos de Dios.
En la publicación “Sobre la misión continental y la conversión pastoral en el ámbito catequético”, el hermano Enrique García Ahumada, detalla una extensa lista de los santos y candidatos a la canonización, particularmente distinguidos por su compromiso social o político, entre los cuales hay muchos reyes de quienes no solo hay que elogiar su piedad y caridad sino sus criterios cristianos de gobierno.
Entre ellos menciona al siervo de Dios monseñor Antonio Rasore presbítero en Buenos Aires, capellán en 1834 de la “Casa de Huérfanas”, fundador del semanario “La Buena Lectura”, de instrucción religiosa y moral para las familias y como canónigo honorario fundó el 24 de noviembre de 1907, “El Círculo Católico de Obreros de la Parroquia de la Merced”.
La fuente de información del hermano Enrique García Ahumada es el volumen 1 del libro “Diccionario biográfico del clero secular de Buenos Aires”, de autoría del presbítero Francisco Avellá Cháfer, historiador eclesiástico y por décadas custodio de los archivos de la Curia Metropolitana.
Recuerdo cuando en 1983, en la hora de almuerzo de mi trabajo, visitaba los lugares emblemáticos del centro porteño y descubrí que en la “Basílica Nuestra Señora de la Merced”, estaban enterrados los restos de monseñor Antonio Rasore, y al preguntarle a mi padre si teníamos parentesco con él, me respondió que era su tío abuelo y en consecuencia era mi tío bisabuelo. Mi hermana acotó que eran dos hermanos Rasore, ambos monseñores y que uno de ellos estaba en proceso de beatificación, lo cual actualmente varias décadas después me confirma con lo que pude investigar, que efectivamente Antonio Rasore era siervo de Dios.
(1) Datos de Daniel José Keegan y Arnaldo Clemente Canale.